Suenas los caracoles al chocar unos con otros, mientras bailan en la palmas de la mano de aquella mujer vestida de blanco. Suenan como maraca y aquel eco recorre cada rincón de mi ser.
· Ella mira mis ojos, como si tratara de buscar la historia o el porqué? Como si al mirarme adivinaría mi dolor, aquella inseguridad que me domina el alma de un golpe.
Abre sus manos lentamente y los caracoles se deslizan en el centro de la estera, uno tras uno. Las manos se separan tranquilamente, una de ellas agarra el tabaco que aguantaba en sus labios por unos segundos.
Ya no sé porque llegue allí, ya no quiero saber el futuro, ni porque el presente es como es.
Un nudo en mi garganta se hace inmenso mientras un sudor recorre mi ser.
- Que te trajo hasta aquí? - me pregunta y me mira como si quisiera sacar de mi alma la respuesta, la verdad.
- Buena pregunta esta, creo que olvide el motivo, vine porque Rosalba me dijo que usted?
No digo más, quiero correr lejos de aquella habitación que huele a hierba buena o a incienso chino. Aquellas matas media seca delante de mis pies. Mis ojos recorren aquel lugar, tal vez para esquivar aquella vista desconocida que quiere penetrar en mis pupilas.
En aquella pared de la izquierda un cuadro en blanco y negro. Un difunto me imagino, porque su ropa es de antaño, pero sus ojos me miran fijamente, como si me preguntara que hago allí.
Siento que me regaña por mi impaciencia, o tal vez le molesto que yo llegara aquí.
A mi derecha una pequeña mesa con siete vasos, una vela gastada y una muñeca que me mira de lejos. Y me pregunto nuevamente porque llegue hasta aquí.
Aquella mujer vestida de blanco mira los caracoles, mientras muerde el tabaco en sus labios de un lado al otro, susurrando entre sí una jerigonza desconocida para mí.
Tengo miedo, mucho miedo ya no quiero saber, quiero que me deje ir de allí. Aquella muñeca a lo lejos me mira de forma intensa, desafiante, me juzga por mi impaciencia.
Frunce el ceño aquella mujer mirando los caracoles que de mil maneras cayeron sobre la estera. Renegando con su cabeza, quien sabe qué, entonces escupe al vació y despacio sus ojos regresan a mi nuevamente, saliendo de su boca lo que no quería escuchar.
- El le es infiel..
No quiero saber más, me duele muy dentro. Me pongo en pie para marchar de aquel lugar al que nunca debí llegar. Ya no quiero saber, ya no importa el porqué, solo quiero irme lejos y nunca volver.
Ya se ha pagado el derecho como me dijo Rosalba, pero me duelen muy dentro aquellas palabras.
Abandono aquella casa a tumbas, llena de lágrimas, aquellas palabras estaban latentes, duelen al pensarlas una y otra vez. He perdido el rumbo, la palabra, el horario, solo ando por andar por unas calles que ya no conozco. Mientras mil lágrimas se desbordan en mi rostro ya cansado.
Ya en casa, frente a mi aquella puerta que se hace inmensa, he llegado por inercia, anduve sin rumbo barias horas para llegar a aquel hogar que tanto ame y hoy detesto. Abro la puerta allí está el frente a mí, una mesa servida. El sonríe mientras me toma en sus manos. Hipócrita pienso en mis adentros, pero estoy sin habla, sin sentido, ya sin rumbo. Me pregunta que en donde he estado como si le importara por un momento
Me pregunta y ya que importa responderle, le miro a los ojos y le odio, le detesto, le amo tanto que me duele perderle.
Me quiere contar algo que ya yo sé, que lleva un secreto hace meses en su alma ya lo se también. Me dirá lo que ya se y me dará más dolor escucharlo de su boca. Pero es mejor la verdad que estar engañada. De repente puse mis dedos en sus labios en forma de una súplica de silencio. El me abrasa en su pecho y me dice despacio.
- El médico descubrió en mí un cáncer de próstata y me van a comenzar a tratar. Me tomo tiempo aceptarlo, por eso es que ando tan triste hace algunos meses.
Le miro y comienzo a entender tantas cosas, lloro de tristeza, mientras le abrazo preguntándole - Porque no me dijiste antes? es que hay veces que no sabe que decir. Me siento culpable por haber dudado.
Estaré a su lado, siempre iremos tomados de la mano, en esta lucha y muchas otras. La verdad muchas veces está delante de nuestros ojos, solo que no la podemos ver porque andamos suponiendo cosas que nunca existieron. Dejamos que los celos nos invadan.
4 comentarios:
Querida Azucala. Además hay que tenr cuidado con estos adivinos, espiritistas o como diablos se llamen. Conozco el caso de una compañera de trabajo a la que auguraron la muerte del marido y ella cogió una depresión enorme, para luego ser todo mentira. Un beso, Muy buen relato y ejemplo a la vez.
La confianza es la médula de toda relación tenerse el uno al otro es suficiente para blindar cualquier situación.
Bien dice Karras cuidado con todo aquello que escapa al sentido común.
Un abrazo guapa.
yo estoy de acuerdo con los comentarios anteriores, nunca he creido en esas cosas, aunque naci en centro habana que alli el que no corre vuela, creo que las cosas tienes que estudiarlas tu misma y todo tiene un porque, mas si tienes pareja la comunicación es fundamental!!!!, besos.
Así mismo es amigos, cuantas veces dejamos nuestra vida en manos de suposiciones, cuantas veces desatamos un mar de agresiones sin razones a causa de la desconfianza. A veces se adivina una verdad errónea que puede conllevar a la locura al pobre infeliz que no espero por la verdad.
Menos mal que esta vez estuvo a tiempo para rectificar, luchar a su lado y decir te amo una vez más.
Gracias por llegar hasta aquí
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